En esta fecha teníamos pautado ampliar y profundizar nuestra declaración pública dada a conocer dos días después de las elecciones. Varios hechos de la máxima importancia reclamaron nuestra atención y tuvimos que redireccionar nuestro análisis.
El primer hecho distintivo del periodo que se abrió después de las elecciones, fue la ofensiva de la burguesía fascista, desatada en contra de los sectores populares que eran beneficiados con las misiones emprendidas desde el alto gobierno. En diversas partes del país, se desato la jauría fascista y se atacó directamente a los sectores populares.
Esta acción concertada de la burguesía en diversos estados y municipios, buscaba crear un escenario político que los posesionara como interlocutores directos con el jefe de Estado, en pro de una negociación mucho mayor. Más allá de las declaraciones de diversos personeros, incluido el jefe de estado, en el sentido de no permitir un clima de violencia impuesto por parte de la oposición, en los hechos, el fascismo desarrolló su política sin problemas mayores. Una vez más fue el pueblo el que primero se expreso mediante la denuncia y luego con diversas movilizaciones para frenar el avance fascista.
Un segundo hecho significativo de este inicio postelectoral lo determina la participación violenta de los cuerpos policiales del estado en contra de los trabajadores en pie de lucha por sus reivindicaciones. El día 27 de noviembre en Villa de Cura, más de cuatrocientos trabajadores se encontraban reclamando el pago completo y oportuno de sus utilidades en la empresa Alpina, cuando sin previo aviso, ingresó la policía del estado Aragua y atacó a los trabajadores desalojándoles de los predios de esta compañía de capitales colombianos.
Dirigentes de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) con Luís Hernández a la cabeza, rápidamente difundieron la noticia y a los pocos minutos, la empresa se encontraba rodeada de trabajadores los cuales recuperaron el control y ocuparon nuevamente la empresa. Bajo la fuerte represión policial resultaron cuatro trabajadores heridos.
Posterior a estos hechos, los trabajadores hicieron un llamado al gobernador electo, Rafael Isea, para que se pronunciara sobre estos gravísimos sucesos que violan sus derechos y ponen en riesgo sus vidas, ya que los patronos sintiéndose respaldados por los cuerpos policiales y las autoridades del estado, amenazaron con cerrar la planta como una forma de presionar a los trabajadores en lucha.
Como respuesta a esta actitud patronal, los trabajadores se declararon en alerta máxima y advirtiendo sobre dicha maniobra, expresaron que de concretarse la misma, encontraría a los trabajadores en pie de lucha, tomarían la fábrica, exigirían su expropiación y la pondrían a producir bajo control obrero. Hasta allí todo parecía una clara victoria de los trabajadores encabezados por dirigentes clasistas y revolucionarios. Pero la burguesía mostraría su verdadero rostro horas más tarde.
Como tercer hecho y de mayor gravedad aún en la arremetida de la burguesía fascista neoliberal contra los trabajadores y sus dirigentes, tenemos que registrar y lamentar el premeditado, alevoso y selectivo asesinato de tres destacados dirigentes nacionales de la Unión Nacional de Trabajadores, comprometidos en la dirección solidaria y combativa de ese proceso de lucha que localmente realizaban los trabajadores de la Empresa de capital colombiano ALPINA ubicada en Villa de Cura.
En la noche del jueves 27 de noviembre fueron vilmente asesinados en La Encrucijada de Cagua, Richard Gallardo, Luis Hernández y Carlos Requena, dirigentes de la Unión Nacional de Trabajadores del Estado Aragua. Los hechos ocurrieron a altas horas de la noche, cuando los compañeros se encontraban en el sitio denominado La Encrucijada , en la ciudad de Cagua del estado Aragua.
Richar Gallardo, asesinado por sicarios patronales
Ante tales niveles de agresividad narco-paramilitar burguesa fascista y con gran indignación, las masas trabajadoras del eje industrial del estado Aragua iniciaron sendas protestas y movilizaciones durante varios días acompañando a los cuerpos asesinados de los ejemplares dirigentes hasta su última morada, jurando el compromiso de no descansar en la búsqueda de los asesinos materiales e intelectuales y en mantenerse firme en las luchas por la emancipación de la clase trabajadora hasta hacer realidad el verdadero socialismo.
Ante estas sentidas y enardecidas protestas que recibieron la solidaridad de innumerables organizaciones de la clase obrera internacional de países de América, Asia y Europa, ha sido de sospechosa actitud la poca difusión que los medios de comunicación han realizado de estos graves hechos, que son también Magnicidios a diferentes escalas, y que reproducen y generan improntas en nuestro país de las prácticas narco paramilitares contra dirigentes populares, como parte de la extensión del Plan Colombia a la República Bolivariana de Venezuela
Sorprende más aún el poco interés y las variadas tergiversaciones que las propias instituciones del estado, incluyendo al Gobernador electo, vienen realizando sobre estos trimagnicidIos que deben tener la misma preocupación de todas las instancias del estado, como la que se viene realizando para con la seguridad del Presidente de la República. El asesinato selectivo de los dirigentes obreros, campesinos, indígenas, de los barrios y de diferentes movimientos sociales, no pareciera ser de interés ni de preocupación por la boliburguesía capitalista de "desarrollo endógeno", la cual muestra así su solidaridad de clase con la burguesía fascista neoliberal
Estos tres hechos políticos expuestos, sin duda, marcarán el nuevo escenario donde se desarrolla la lucha de clases en Venezuela. Toda esta situación debe marcar el análisis de las organizaciones revolucionarias y clasistas.
La vía electoral
Llama la atención que los dos sectores enfrentados en estas elecciones; el PSUV y la oposición, quieran centrar el debate sobre quien consiguió más o menos gobernaciones y alcaldías. Otro ángulo que se le ha querido ver a este proceso es si la elección arrojó resultados cuantitativos o cualitativos para cada sector.
Más allá de los números, tal como dijimos en nuestra declaración pública después de las elecciones, se constata el hecho cierto que el pueblo con o sin proceso electoral, con uno u otro ganador, seguirá siendo explotado en el marco del sistema capitalista y que sus legitimas reivindicaciones, se vieron una vez más postergadas por el desarrollo de la contienda electoral.
Este hecho ha sido la constante durante todo el proceso de la revolución bolivariana, llegando a celebrarse catorce procesos electorales que concentran la atención de los medios de comunicación, los partidos políticos, las organizaciones sociales, la administración pública y la atención internacional; distrayendo, dispersando y posponiendo los objetivos propios del pueblo y las medidas propias del socialismo para un futuro incierto.
Esto no constituye a nuestro entender un hecho menor ni mucho menos; es parte integral de una política desarrollada conscientemente para acallar las protestas y luchas en contra de la burguesía (Fascista neoliberal o boliburguesa), por parte de los sectores sociales más avanzados y en especial de los trabajadores, proscribiéndose del léxico revolucionario la lucha de clases y neutralizando su desarrollo, en aras de mantener un policlasismo de base, bajo la conducción de la boliburguesía.
De esta forma se ha buscado legitimar y darle una amplia base social a la democracia burguesa y a la vía electoral, como "única vía" posible para alcanzar en alguna fecha del Siglo XXI el difuso socialismo, satanizando y considerando como sin vigencia cualquier manifestación de autodefensa de los sectores populares, a pesar de las graves agresiones fascistas que sufre impunemente con el silencio cómplice de la boliburguesía y sus representantes en la burocracia estatal. En este contexto, la alianza a construir para los impulsores de esta estrategia, supone un amplio espectro de alianzas de sectores sociales, bajo la hegemonía del segmento de la burguesía más ligado al proteccionismo o "desarrollo endógeno" y al escaso sector industrial de Venezuela. Para hacer efectivo este plan, se requería la aceptación de esta amplia alianza policlasista por parte de las más amplias masas y una política de conciliación de clases que no pusiera en peligro el carácter del estado capitalista ni los intereses burgueses.
De tal forma, se construyó una mayoría electoral relativa que avanzara en la consolidación del nuevo escenario donde el capitalismo se reformara y se abriera a la participación de las grandes masas explotadas, en espacios políticos limitados y circunscritos jurídicamente a una reforma económica que buscaba el desarrollo de una soñada "burguesía nacional progresista o revolucionaria".
De allí que en diez años de revolución, no se trabajara por construir un partido que se enfrentara a la burguesía, sino una maquinaria electoral que fuera capaz de movilizar a millones detrás de un confuso concepto sobre el socialismo del siglo XXI y de políticas asistenciales frente a las grandes carencias de todo tipo que sufren las masas explotadas.
Es por eso que se entiende el carácter policlasista del PSUV en su composición, con una amplia base popular, pero con una dirección evidentemente comprometida con el proyecto en esencia capitalista, con denominaciones o apellidos diversos, enmascarados con dicho concepto difuso del Socialismo bolivariano, rentista, petrolero, del siglo XXI y muchos otros apellidos diluyentes de su esencia.
Este partido esta muy lejos de ser el partido de la revolución socialista, sino por el contrario esta más cerca de ser definido como los antiguos partidos socialdemócratas, hoy reciclados bajo este gran paraguas que ofrece la falta de definición ideológica clara por la revolución socialista.
La tercera fuerza
Analizados los hechos desde esa perspectiva, se entiende los esfuerzos invertidos en tratar de que todo partido que se autodefiniera de izquierda, se incorporara a este nuevo partido político creado a imagen y semejanza de los intereses de una vieja burguesía que se niega a morir y que se apropia del discurso, de la simbología y de muchas reivindicaciones que fueron patrimonio de una izquierda que se quedo dormida en términos políticos y que no supo (o no quiso), tomar los instrumentos necesarios que nos entrega la teoría revolucionaria para leer la realidad económica, política y social que vivía Venezuela y proponer una verdadera revolución socialista.
No es de extrañar entonces los continuos llamados a no desarrollar una nueva organización revolucionaria ni una nueva alianza político social que represente genuinamente los intereses de los trabajadores y de los explotados de la ciudad y el campo. La advertencia en el sentido de no crear una tercera vía, con muchos ribetes de amenaza, ha venido desde el propio jefe de estado y de varios personeros de gobierno, prometiendo inclusive la desaparición de algunos partidos como el PCV. La palabra "desaparición" en América Latina, es una muy mala palabra, ya que ella encierra una carga demasiado dramática para nuestros pueblos que vienen saliendo de uno de los genocidios planificados más grandes de nuestra historia.
Precisamente bajo esa concepción, los más oscuros intereses del imperio utilizando los más sofisticados instrumentos de represión de manera solapada o abierta han generado un genocidio sobre todas las fuerzas revolucionarias de Latinoamérica, que han quedado grandemente debilitadas para ponerse al frente de las luchas populares en estos momentos de grave crisis del Sistema capitalista mundial, lo que hace que sean las burguesías locales que asuman la dirección de los movimientos sociales que emergen en estos períodos de crisis, con sus métodos propios, limitando y reduciendo el alcance de los procesos revolucionarias, en los límites de sus intereses de clase.
El jefe de estado venezolano debe cuidarse de emplear ese tipo de adjetivos que por otra parte, ha sido empleado antes por oscuros personajes que en la historia, han tenido pretensiones parecidas con partidos o movimientos que responden a complejas dinámicas sociológicas que están más allá de los deseos de personajes que por más respetable que sean, se equivocan cuando quieren torcer la voluntad de los pueblos. Son los pueblos quienes legitiman o niegan la justeza política de los partidos o movimientos sociales ligados a los intereses más sentidos de los explotados.
Creemos que en estos llamados en contra del desarrollo de una tercera fuerza existe una peligrosa pretensión de volver a repetir una suerte de bipartidismo donde por un lado se enfrenta a la derecha fascista, mientras que por el otro lado se construye una fuerza heterogénea, policlasista y reformista como el PSUV, bajo la impronta y dirección de la boliburguesía. Esta peligrosa tendencia se instala en Venezuela bajo el argumento de que no existe otra posibilidad.
Nosotros pensamos que eso no es cierto y que de hecho progresivamente se viene configurando en el seno del pueblo, todo un sector que hastiado de las políticas impuestas desde arriba, nominación de candidatos a dedo, procesos crecientes de corrupción y enriquecimiento ilícito de funcionarios y personeros y sobre todo la ascendente convicción de que no se avanza hacia el socialismo y se le abre paso a la derecha fascista; se terminó de cansar de esta situación, y busca formar parte y construir su organización política donde pueda expresar sus reales intereses de clase.
De esta forma, es un hecho de que en Venezuela en el último tiempo, han surgido una serie de agrupaciones políticas que no se sienten representadas por el PSUV o que están en su seno en continuo proceso de insatisfacción y frustración. Estas agrupaciones fuera y dentro del PSUV responden a una diversidad ideológica y política que de alguna manera, expresa aún la dispersión y la falta de una política revolucionaria que pueda abarcar las distintas sensibilidades que desde la base social, pretenden expresarse.
Se hace sentir la falta de una poderosa organización que realmente exprese los intereses de los trabajadores y de los explotados de la ciudad y el campo y que se atraviese con fuerza en el camino de la conciliación de clases y de la hegemonía de la burguesía.
En este sentido, el surgimiento de nuestra organización, no responde a ningún capricho o ambición personal por ser beneficiarios en el reparto de algún miserable puesto dentro de la burocracia del estado capitalista de explotación y dominación. El Movimiento Guevarista Revolucionario, se plantea realizar un modesto, pero significativo aporte al surgimiento de una propuesta revolucionaria que exprese, la nueva alianza social que se necesita si realmente se quiere avanzar al socialismo. En esta nueva alianza revolucionaria, la burguesía no tiene ninguna cabida, como así tampoco debería expresarse el dogmatismo ciego, ni el burocratismo paralizante. El partido futuro de la revolución, debe ser una organización que impulse la lucha de clases y dinamice el trabajo de los sectores sociales con vistas a la liquidación del capitalismo, la derrota de la burguesía y su principal instrumento de dominación que es el estado capitalista.
La conformación de esta nueva alianza social encabezada por lo más claro de la clase obrera y el pueblo explotado de la ciudad y el campo, debe partir desde la base misma del pueblo, combatiendo todo intento hegemónico impuesto desde arriba y debe darse en torno a los intereses más sentidos de los sectores sociales involucrados. Lo anterior no quiere decir que estemos por un horizontalismo que en la práctica paraliza y disgrega la lucha de los explotados. Estamos por el desarrollo de la lucha ideológica en el seno del pueblo como uno de los motores que le de impulso a la lucha y que sea la base del nuevo movimiento revolucionario a construir.
Es la lucha y su ascenso a veces contradictorio, no lineal, quien señalará el puesto de combate que nos toque cumplir en esta gran tarea que tenemos por delante. De las cenizas del Che, Mariátegui y de los muchos mártires del pueblo latinoamericano en sus luchas contra los distintos imperios y clases explotadoras, renacerán los nuevos cuadros y las formas organizativas de intensa solidaridad internacional, que parirá el pueblo para conducirse hacia los verdaderos derroteros del Socialismo revolucionario.
EL nuevo escenario
El nuevo escenario político que se va configurando estará cruzado por hechos de la máxima importancia política para el futuro del país.
Necesario es de señalar la permanente interdependencia de todos los países que constituyen el entramado sistema capitalista mundial, hoy más globalizado que nunca, en el cual está inmerso nuestro país, tanto en sus vínculos internacionales como en la impronta capitalista interna que domina el quehacer económico, político y social, pese a los grandes logros y avances en su maquillaje superestructural. En esta interdependencia colonial hoy se hallan imbricado hasta los otrora países socialistas de la anterior Unión Soviética y el gran país del Oriente: La República Popular de China, con fuertes improntas capitalista en ambas regiones.
Es por ello que el inicio de la recesión norteamericana registrado a partir de diciembre de 2007 por el Comité de Investigación del Ciclo Económico de la Oficina Nacional de Investigación (NBER) de los Estados Unidos de Norte América, hizo cimbrar a todos los países del mundo generando un inmediato enfriamiento, desaceleración o frenazo en su crecimiento económico a partir del primer trimestre del 2008, que comenzaron a exigir de sus gobernantes medidas o giros económicos para adaptar sus directrices económico sociales al nuevo espectro recesivo, en defensa de los intereses de sus burguesías dominantes.
Venezuela no fue la excepción y su P.B.I tuvo un crecimiento desacelerado del 4,8% en su primer trimestre, en el cual la sensación general padecida en ese trimestre era la de una extraña y desconocida crisis, después de 17 trimestres con un promedio de crecimiento mayor del 10%. El segundo trimestre con un crecimiento del 7.1% parecía desmentir esta tendencia, pero ya el tercer trimestres esta se mantuvo al reducirse el crecimiento hasta un 4,6% y según las expectativas el cuarto trimestre no superará el 4%.
Ante esta internacional tendencia, tampoco en el renglón de los giros económicos, nuestro país fue una excepción. Y así se registró el 11 de junio del 2008 un sorprendente giro económico, político social bajo la denominación de Reimpulso Productivo, que llamaba a unirse a toda la burguesía venezolana sin diferencias de ningún tipo, a una reconciliación clasista para acometer conjuntamente las medidas y acciones que protegieran a estas clases del embate crítico internacional. A estas medidas le siguieron posteriormente las conocidas y recicladas medidas de condonación de deudas que otrora gobernantes aplicaron en nuestro país, para el beneficio de muchos, pero en particular para muy pocos.
Los trabajadores y explotados del campo y la ciudad buscarán hacer sentir su voz de rebeldía y de combate en el nuevo escenario político- económico- social venezolano, en el cual la recesión traerá consigo la funesta deflación y consecuentemente un vertiginoso desempleo a nivel mundial, que debemos prevenir con las medidas a conquistar. La burguesía pretende hacer pagar el costo de la crisis capitalista mundial una vez más a las trabajadoras y trabajadores. Ya se escuchan voces donde se anuncia un periodo de austeridad como producto de la baja de los ingresos petroleros y se sugieren medidas para paliar los efectos de esta crisis en Venezuela. No son pocas las voces que inclusive desde la "izquierda" proponen una serie de medidas que a la postre afectarían a los sectores más pobres de la sociedad y golpearían sin misericordia los hogares de los trabajadores.
Como producto de esta política de resistencia de los trabajadores, la burguesía criminal no trepidará en recurrir a la represión y al sicariato en contra de trabajadores y dirigentes que realmente representen posturas clasistas y revolucionarias. Esta actividad criminal de la burguesía, cuenta con muchos cómplices en toda la estructura del estado burgués, que van desde simples policías que actúan como una guardia personal al servicio de los patronos, encumbrados personajes en el poder judicial que mantienen un clima de impunidad total para la burguesía, hasta llegar a más de un ministerio pasando por alcaldías y gobernaciones.
Frente a esta situación, las trabajadoras y trabajadores tienen el legítimo derecho a la autodefensa y a desarrollar los mecanismos que puedan preservar la vida de sus dirigentes.
No se trata de imitar a la burguesía en su costumbre de contratar escoltas y guardaespaldas y costosas empresas de seguridad como algunos dirigentes después de ocurrida la masacre de Aragua han sugerido. Se trata de que las trabajadoras y trabajadores, confíen en sus propias fuerzas y desarrollen creativamente la autodefensa popular en el seno de sus organizaciones, ante la incapacidad manifiesta del estado en brindarles una efectiva protección, como ha quedado demostrado con la matanza de Aragua y con el asesinato de más de trescientos lideres campesinos y sindicales.
Así vistas las cosas, la lucha de clases se seguirá agudizando correspondiéndole a las trabajadoras y trabajadores, cumplir una vez más el papel principal en configurar una nueva situación para el movimiento popular.
La reelección.
Toda esta situación se vera cruzada por el tema de la reelección del presidente Chávez y la necesaria reforma para que eso ocurra. Pero esta vez los explotados no se pueden dejar atrapar en el juego meramente electoral.
Se debe desarrollar y potenciar la movilización de los sectores sociales a partir de la resolución de sus intereses más sentidos. Se debe avanzar en el tema de la reforma proponiendo nuestra propuesta surgida desde la base y no impuesta desde arriba.
Esta propuesta debe incluir las reivindicaciones de cada sector en lucha en contra del capitalismo y por sus derechos y debe ser la base del PROGRMA de GOBIERNO REVOLUCIONARIO Y SOCIALISTA que se le debe plantear al jefe de estado para el próximo periodo de gobierno.
El pueblo no puede continuar dando cheques en blanco para que gobiernen en su nombre ni aunque sea al comandante Chávez, quien ha demostrado que, independiente de su voluntad y capacidad a la cabeza del gobierno, una camarilla de adulantes y traidores, busca de hacerse con el poder real, frente a la impotencia de las masas que quedan atrapadas en un juego donde por un lado, sienten que le deben lealtad al jefe del estado, pero que quienes él escoge para que lo acompañen en su gestión, los traicionan y se ponen de espaldas al pueblo abriéndole la puerta para que el fascismo canalice ese descontento.
Hoy más que nunca se impone abrirle camino a la unidad de los revolucionarios que buscan la revolución socialista como solución a todas las lacras que este sistema capitalista ha impuesto al conjunto de la sociedad.
La unidad que proponemos es una unidad nacida al calor de los planes de lucha por la base, sectoriales, regionales y que busque abrirle paso a nivel nacional a una nueva concertación de las clases explotadas y oprimidas contra el capitalismo y por la construcción del socialismo.
Otro de los desafíos importantes de los sectores revolucionarios es emprender una gran campaña de formación política en el seno del pueblo, que asegure el rumbo estratégico del proceso revolucionario y que sea la cantera de donde surgirán sin duda, los nuevos liderazgos que necesitamos.
Esta campaña debe estar orientada al conocimiento del pensamiento científico revolucionario, donde no pueden tener cabida personajes que lo que buscan es perpetuar el sistema capitalista con un falso discurso revolucionario.
Nosotros, lo decimos con todas sus letras; vemos en el marxismo revolucionario y en el ejemplo inmortal del comandante Guevara, una fuente inagotable de herramientas, métodos y praxis del cual el pueblo no puede prescindir si realmente pretende avanzar al socialismo.
Debemos llenar de contenido el socialismo venezolano, pero este contenido tiene que ser revolucionario y para que efectivamente sea socialista, debe luchar a muerte en contra de la burguesía, el capitalismo y el imperialismo. Debe liquidar el régimen de explotación y dominación y emprender la construcción del socialismo.
No debemos olvidar jamás que el verdadero líder del proceso revolucionario venezolano, no es un hombre, ni dos, ni diez. Es el pueblo trabajador y explotado en lucha por su emancipación, quien debe dirigir la futura construcción de la sociedad del futuro: EL SOCIALISMO.
Las fuerzas revolucionarias que tienen vida orgánica, los militantes de base del PSUV; honestos luchadores populares, los movimientos sociales, los medios comunitarios, las comunidades, los consejos comunales, las trabajadoras y trabajadores, los arrendatarios de la ciudad ( inquilinos) y del campo, los Comité de tierra urbanos y los estudiantes, los pueblos originarios , los afrodescendientes y los campesinos, las mujeres de nuestro pueblo, la juventud, las minorías sexuales en lucha por sus derechos, los deudores de las clases populares, los sin casa, las organizaciones deportivas de los barrios, los centros culturales, los intelectuales honestos y comprometidos con la causa de su pueblo, los trabajadores del arte y la cultura, los militantes ecologistas y ambientalistas, los luchadores por los derechos humanos y todas las personas que honestamente quieren una vida mejor para ellos y para sus semejantes, tienen un enemigo en común que se llama capitalismo, régimen social sostenido por una burguesía expropiadora permanente del trabajador explotado, corrupta, delincuente y parasitaria de la renta petrolera, que no se detendrá frente a nada en defensa de sus privilegios de clase y que debe necesariamente ser definitivamente derrotada si queremos un mundo mejor para todos. En esa lucha, los Guevaristas, seremos intransigentes ahora y siempre, teniendo la certeza de que venceremos porque nos asiste la razón y porque la fuerza la estamos construyendo junto al pueblo.
¡¡HONOR Y GLORIA A LOS COMBATIENTES CAIDOS EN DEFENSA DE LOS TRABAJADORES Y EL SOCIALISMO!!
¡¡NI UN SEGUNDO DE DESCANSO, TODA UNA VIDA DE COMBATE!
MOVIMIENTO GUEVARISTA REVOLUCIONARIO
guevariando@gmail.com