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Contrainsurxencia Informativa na Guerra de Baixa   Intensidade
Contrainsurgencia Informativa en la Guerra de Baja    Intensidad
 
 
 
 Stella    Calloni
 2008-11-21
 
 
 
 
 En momentos en que    América Latina está  sometida a una invasión silenciosa en varios    frentes: político, económico, militar, científico, informativo, cultural,    dentro del entramado de una renovada Doctrina de Seguridad nacional y su    actualizado esquema contrainsurgente, la información se ha convertido en un    arma de guerra.
 La apropiación de los    medios masivos de comunicación por el poder hegemónico mundial     transformó la relación de estos con  la sociedad y el arma de la    desinformación forma parte de la guerra sicológica, como un elemento    imprescindible para los nuevos diseños de contrainsurgencia trazados en las    últimas décadas.
 El objetivo es horadar    proyectos políticos que resisten a los planteos hegemónicos y las operaciones    de guerra sucia son utilizadas para avanzar en los nuevos planes    geoestratégicos de recolonización de América Latina.
 La ajustada red de    medios  que responden a un centro de diseños    contrainsurgente, ha logrado     socavar  las instituciones más representativas de    la vida soberana de nuestros pueblos.
 
 Samir  Amin
 
 
 Como resultado tenemos    ante nosotros una evidencia incuestionable. En palabras de Samir Amin estamos    viendo cómo  ³la    efectividad, la credibilidad, y la legitimidad de la democracia han sido    horadadas(Š) y es especialmente difícil hacer predicciones en un período como    este cuando todos los mecanismos políticos e ideológicos que gobiernan la    conducta de los diversos actores han desaparecido. Cuando llegó a su fin el    período de la post-Segunda Guerra Mundial, la estructura de la vida política    colapsó. Tradicionalmente las luchas políticas y la vida política se dan en el    contexto de los estados nacionales cuya legitimidad no era cuestionada. Yo    señalo - decía Amin en una entrevista con la autora-  que se cuestionaba la legitimidad de un gobierno, pero    no la del Estado.²
 Y en este sentido, hay    que considerar que detrás y dentro de esos estados ³los partidos políticos,    los sindicatos, organizaciones estudiantiles y diversas instituciones y todo    aquello que los medios de comunicación llamaban Œla clase política¹ eran la    estructura básica del sistema en que se expresaban los  movimientos políticos, las luchas de clases y las    corrientes ideológicas. Pero ahora nos encontramos que en todos los lugares    del mundo estas instituciones han perdido en un grado u otro gran parte, sino    toda, su legitimidad. La gente ya no cree en ellas y en su lugar, han surgido    movimientos de diversa suerte, movimientos centrados en las demandas    sectoriales, movimientos por la democracia o la justicia social, y movimientos    que afirman su identidad como comunidades étnicas o religiosas. Esta nueva    vida política es por eso altamente inestable².
 Por supuesto se marca    como una excepción y una ³recuperación² asombrosa     la existencia de gobiernos que han logrado recuperar la confianza popular y    cambiar este escenario en los últimos tiempos, provocando la ira del    imperio. 
 Contando con las    desacreditaciones que aún persisten, la guerra contrainsurgente se mueve como    el pez en el agua. Puede fácilmente, alimentando a las derechas más    fundamentalistas, también   digitar    movimientos sociales, grupos que tienen algunos referentes de izquierda,    sectores  diversos y derribar murallas que parecían    inexpugnables. Y resulta fácil penetrar mediáticamente a todos los sectores    desarmados ideológicamente y especialmente a las clases medias tanto altas    como bajas en diversos países.
 La torre de babel no sólo    confunde  a los pueblos desinformados y manipulados    hasta la saciedad por el sistema, sino   lamentablemente a lo que caracterizábamos en algunos casos    como  sectores ³progresistas² o de izquierda,    con una cantidad de matices cada vez  más    desdibujados.
 En la era de la    desinformación, los más sofisticados
 
 
 
 
 análisis sobre la    incidencia de las nuevas tecnologías no pueden ignorar en planteamientos    abstractos a los millones de muertos que dejó y deja la guerra    contrainsurgente, la doctrina de seguridad nacional y el anticomunismo, que    están en pleno auge bajo el disfraz de lucha antiterrorista, que impulsa    Estados Unidos. Esto nos abarca a todos los latinoamericanos  porque fuimos y     somos considerados eufemísticamente el ³patio trasero² lo que se traduce como    la ³reserva estratégica² del imperio.
 Es evidente esta    consideración en el diseño de  la Nueva    Seguridad Hemisférica anunciada por George W.Bush en el año 2002, que en    realidad se actualiza sobre todas las experiencias  anteriores.
 Hay muchos nuevos    elementos de la realidad para estudiar más allá de los propios enunciados del    poder hegemónico.
 Debemos saber cuáles son    nuestras debilidades sobre las que estos proyectos pueden actuar más    eficazmente y cuáles los argumentos para hacerlo. Por supuesto el    apoderamiento de los medios masivos de información ha sido un paso estratégico    para estos objetivos.
 Por nuestra parte las    democracias de los años 80-90, que nacieron bajo las imposiciones del poder    mundial en reemplazo de las dictaduras- que, a su vez, cumplieron con su    cometido de ³limpiar el camino² mediante     genocidio en la región para imponer más fácilmente y sin resistencias los    nuevos planes de dominación -cambiaron las características de nuestras    sociedades.
 Era lógico que los    gobiernos de ³las democracias de seguridad² impuestos fracasarían  ante las desesperadas expectativas de los pueblos que    salían del terror absoluto. Esto también estaba previsto como el ³desencanto²    de las democracias.
 Los medios cumplieron su    labor terrorista como lo habían hecho durante las dictaduras para colaborar a    destrozar la imagen que los pueblos tenían, en sus más soterradas memorias, de    las democracias reales.
 En esa situación, Samir    Amin llamó la atención sobre las agendas del ³culturalismo² cuando comienzan a    surgir  movimientos y ³comunidades (religiosas,    étnicas,sexuales, u otras) que tienen  sus propios    valores irreductibles, y que no precisamente tienen significación universal²,    en tiempos en que existe una estrategia política global para el gobierno    mundial.
 ³El objetivo de esta    estrategia es producir la más grande fragmentación posible de fuerzas    potencialmente hostiles al sistema, apadrinando la atomización de las formas    estatales de organización de la sociedad (Š.)En conexión con esto, se da la    bienvenida a la posibilidad de manipular demandas basadas en las identidades    separadas. La cuestión de la identidad de la comunidadad étnica, religiosa, o    de cualquier otra clase es por eso uno de los problemas centrales de nuestro    tiempo. El principio democrático básico, que implica el respeto real por la    diversidad (nacional, étnica, religiosa, cultural e ideológica), no puede    mostrar  ninguna excepción. La única    manera  de sostener la diversidad es mediante la    práctica de  una genuina    democracia. Fallando esto, llega a ser inevitablemente un instrumento que el    adversario puede usar  para sus    propios fines², añadía.
 Estos no son sino    algunos señalamientos de cambios sociales que es necesario registrar en el    abordaje del terreno en que actúa la contrainsurgencia informativa y lo que se    ha logrado penetrar y confiscar.
 Nos permite también    analizar la significación que tienen los nuevos golpes ³suaves² que tan bien    promueven los medios de información masiva, los daños provocados por la    intoxicación informática y como consecuencia la posibilidad de llevar a los    pueblos a actuar contra sí mismos, como lo hemos visto en las recientes    operaciones contrainsurgentes en diversos países de nuestra  región.
 Un ejemplo es lo    actuado en Argentina entre marzo y junio de este año en el mal llamado    ³conflicto del campo², que puso en evidencia la capacidad del sistema    mediático contrainsurgente de actuar sobre una sociedad fragmentada y pasible    de ser intoxicada o paralizada por una contundente acción mediática. El país    fue colocado al borde de un ³golpe suave² sin que fuera esto advertido por    algunos sectores de la población, produciéndose el hecho de que algunas    agrupaciones de izquierda actuaron junto a los sectores golpistas de la    extrema derecha  e incluso a figuras de la pasada dictadura    militar.
 La des-información es    el arma más activa en los nuevos ensayos de ³golpes suaves² como hemos visto    en los últimos tiempos especialmente en Bolivia.
 Es una acción típica de    contrainsurgencia donde se registran todas las variables de las ³guerras    sucias² y psicológicas, que a través del terrorismo mediático intentan    erosionar las bases de gobiernos e instituciones, así como partidos o    personalidades políticas, ³no confiables² o ³enemigas² del poder hegemónico. Y    también activar los mecanismos golpistas, de todo tipo.
 Se miente masiva y    globalmente con una impunidad mafiosa y sin la posibilidad de una respuesta    del mismo nivel, lo que deja a América Latina en manos de un poderoso enemigo,    que además ataca deliberadamente al alma de los pueblos: su cultura y su    identidad.
 Los medios masivos de    comunicación sustraídos a su función prioritaria de informar con    veracidad  y educar mediante programas específicos, resultan así     sembradores de colonialismos tardíos y avanzadas coloniales sobre nuestros    países.
 Son tiempos en que la    palabra mata y oculta crímenes brutales bajo envolturas de mensajes muy bien    calculados. Las  palabras son claves en diseños de guerras reales y    cibernéticas, con comandos especializados, con criminales atípicos, que no    llevan armas sino discursos mediáticos, tan destructivos como un misil. Los    generales mediáticos y sus soldados, bien pagados y alimentados por la    corrupción, son la avanzada primera de las tropas de  ocupación.
 El periodismo actual debe    entender la responsabilidad
 
 
 
 
 que le cabe    cuando  sirve a los diseños políticos    guerreristas, a los terrorismos de Estado, abiertos o encubiertos, cuyo mejor    y trágico ejemplo es hoy Irak donde ya se registran más de un millón 200 mil    muertos. 
  En este caso la actividad mediática    es  tan criminal como el que deja caer las    bombas asesinas.  Guantánamo es    hoy un símbolo del silencio de una prensa que se autocensura como espectadora    de un delito de lesa humanidad,  transmitido    pasivamente por las redes del poder mundial, sin que nadie  actúe.
 HISTORIAS    OLVIDADAS 
 En nuestra historia    reciente  podemos registrar algunos  acontecimientos claves como fue la brutal invasión a    Panamá el 20 de diciembre de 1989, un antecedente básico de todo lo que se    actuaría en la región y en el mundo en los años 90 y 2000. La invasión    estuvo  precedida     por una campaña desinformativa que en este caso logró penetrar en sectores    progresistas y de izquierda, paralizando acciones en defensa de un pueblo    agredido como lo fue el panameño entonces.    
 En 1989 esta invasión    marcó un hito sobre lo que vendría. La manipulación informativa sobre ³las    razones² que adujo Estados Unidos para invadir un pequeño país de poco más de    dos millones de habitantes, dividido en dos por un enclave colonial que la    potencia hegemónica mantenía desde principios del siglo pasado, fue increíble    y burda y aún es imposible entender cómo se paralizó América Latina  .
 Los medios    estadounidenses y sus repetidores mantuvieron la atención mundial sobre los    sucesos en Rumania y la visión televisiva de Panamá fueron trazadoras de    luces, mientras se cometía la atroz invasión con aviones, barcos, tropas, que    salían desde las bases del Comando Sur, es decir desde el propio territorio    panameño.
 Fue uno de los actos de    mayor cobardía, considerando que Panamá   tenía fuerzas armadas incipientes (en formación) y sin ningún tipo de    armas para resistir una invasión incluso mucho menor que la que  sucedió.
 Hasta hoy en la mayor    parte del mundo  se ignora que    allí murieron miles de personas, y que hay desaparecidos, que inspiraron a las    madres a hacer homenajes permanente arrojando flores al mar y que existen    tumbas colectivas, de las que se han abierto sólo algunas para mostrar los    horrores de la invasión.  Y en Estados    Unidos se ocultó la cantidad de soldados muertos o heridos. Como Guantánamo,    el silencio esconde la memoria de  un pequeño país    arrasado y sometido antes a una de las más descarnadas guerras sucias. Se    ocultó, además,  que en esa    invasión se probaron nuevas armas y nuevas tecnologías de guerra. Panamá fue    la  ³Guernica² de América.
 Esta    impunidad  fue el experimento que    necesitaba  Estados Unidos para llevar    adelante  la llamada operación  ³Tormenta del desierto² al comenzar los años 90 donde    se movilizó una coalición internacional para supuestamente obligar a Irak a    retirarse de Kuwait, empleando varias de las armas y equipos, como los aviones    silenciosos   probados    en Panamá. Era el preludio de los horrores del siglo XXI.
 En ambos casos los medios    informativos, con el modelo de la noticia continuada y al momento implantado    por CNN,  impusieron como verdad única e    indiscutible la información que proveía el Pentágono  estadunidense.
 Estados Unidos y sus    asociados podían actuar con las manos desatadas y sin ningún control, porque    los medios masivos de comunicación en el mundo, salvo raras excepciones -que    además tienen un escaso radio de influencia- transmitían los partes del    Pentágono como información.
 Todo el dispositivo de    propaganda que Estados Unidos armó durante la Guerra Fría en su combate contra    la entonces  Unión    Soviética, fue globalizado y después de la caída de la URSS, simplemente, sin    competencia, alguna avanzó sobre el mundo.
 Las miles de víctimas de    ese poder siniestro y sigiloso, entre muertos, heridos, torturados, despojados    y maltratados, han sido ocultadas por una desinformación tolerada o admitida.    En muchos casos ayudada por la confusión de algunos intelectuales, que sin    poder separar el árbol del bosque, trabajaron a favor de las falsas    argumentaciones imperiales.
 Ninguno de ellos tiene la    humildad suficiente para volver atrás y reconocer el error, lo que también    deja huérfanos de la verdad a los pueblos  y    posibilita la escasa solidaridad con las víctimas de estas guerras    preventivas, sin límites y sin fronteras.
 Otro caso  que mostró las debilidades en nuestro propio campo, fue    la desintegración programada de la  ex Yugoslavia    entre 1991 y 1995 y todo lo actuado en las diferentes  etapas de esta desintegración con el más acabado diseño    contrainsurgente de Estados Unidos, sus socios europeos y la  OTAN.
 Esto también    desintegraría a las Naciones Unidas convertida en una presencia de papel en    todos estos conflictos.
 La desinformación y el    acatamiento de algunos intelectuales a las campañas de guerra sucia y    psicológica que fueron derrumbando las bases de la ex Yugoslavia y su    desmoronamiento posterior, dejó una suma de pequeñas repúblicas, bien    manejables a los efectos del control y la dominación en una zona estratégica.    No es casual que el ex embajador de Estados Unidos en Bolivia Philip Goldberg,    experto en azuzar aparentes o reales conflictos étnicos y raciales, haya sido    enviado en vía directa desde Kosovo a la Paz, de donde fue expulsado por el    presidente Evo Morales. Todo un símbolo. Goldberg     era un activo participante en el golpismo en ese país, y un activista del    ejercicio de un terrorismo mediático en los medios que jaquean al presidente y    al pueblo boliviano.     
 ¿Estudiamos el terrorismo    mediático aplicado en ambos casos o nos sometimos a la dinámica  que nos impone el sistema de dejar atrás rápidamente    esa historia de muerte y depredación,  para admitir un    hecho criminal como  un hecho    consumado e irreversible?.
 EL TERRORISMO DE    ESTADO MUNDIAL
 Esto son sólo algunos    ejemplos sugeridos para sumergirse a fondo en estas historias y otras que nos    hubieran permitido establecer murallas  en las batallas de ideas y un    auténtico pensamiento crítico, sin abstracciones, porque de fortalecer la    conciencia de los pueblos es de lo que se trata en todas estas    elaboraciones.
 Las simplificaciones    asombrosas ayudan a los designios imperiales. Por ejemplo cuando hablamos de    terrorismo imperial parece que todo hubiera comenzado como ³una respuesta² al    difuso accionar de un ambiguo ³terrorismo internacional²  fundamentalisa,    esquivo, inatrapable.
 Al Qaeda, nacido de las    propias entrañas del imperio, es un típico ejemplo de un ³enemigo² que el    poder hegemónico ubica a su antojo donde lo necesita, para justificar luego    sus acciones, como a lo largo de su historia fabricó ³enemigos² y atentados    destinados a favorecer sus planes de dominación.
 El terrorismo de Estado    escenificado hoy  por la potencia hegemónica, es tan viejo como el    nacimiento de ese país y va desde la esclavitud o las matanzas indígenas a    manos de los ³civilizados² colonizadores, hasta las invasiones actuales y no    sólo militares.
 Casi nadie recuerda en    estos tiempos  que los colonos ³ganaban² sus posesiones en Estados    Unidos  a sangre y fuego luchando aparentemente contra los ³ejes del    mal², entonces personificados  por las comunidades indígenas dueñas de    esas tierras durante miles de años.
 Estas acciones    terroristas tenían reconocimiento explícito en Washington que daba la posesión    de los territorios  ³ganados² al ³enemigo².
 ¿Y lo actuado en los    tiempos  de la expansión que costó tantas vidas y territorios a nuestra    América en el siglo XIX y que prosiguió a lo largo del siglo XX, después de    que el imperio naciente   había frustrado nuestras independencias,    situación que sigue con matices hasta nuestros días?
 Fueron terroristas las    formaciones de los asesinos paramilitares en la Centroamérica de los años 30 y    en las invasiones posteriores, que dejaron miles de muertos en nuestra    América. Y lo fueron las dictaduras ³bananeras² y las de la Seguridad Nacional    del siglo XX.
 Es el mismo terrorismo    que se aplica hoy, sólo que con nuevos métodos,  fruto de las nuevas    tecnologías  y de la implantación de la dictadura global en los años    90.
 
 
 
 
 Las democracias de la    seguridad nacional (estadunidense) fueron trazadas mucho antes de los    atentados que desplomaron las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001,    hecho que fue absolutamente funcional para las necesidades geoestratégicas de    ponerlos en marcha y asegurarse el control del mundo en el siglo  XXI.
 Colombia, cuyo pueblo    es víctima de un largo y sinuoso terrorismo de Estado encubierto, es un modelo    para entender de qué tratan las democracias de Seguridad y supuestamente    antiterroristas, que propone Washington.
 Ese país,    estratégicamente enclavado, es una espina de tuna en el corazón de América    Latina. Cada día el terrorismo de Estado sigue cobrando nuevas víctimas. Y    Colombia no está tan lejos como Irak para argumentar que no se sabe lo que    pasa.
 Es el país que más    muertes por la violenta intervención estadunidense tiene a lo largo del siglo    XX y hasta la actualidad.
 El papel de los medios    colombianos en estos tiempos requiere de una investigación y análisis como lo    que se hizo con Ruanda. Y es urgente la respuesta solidaria al pueblo de    Colombia, que resiste desde hace años,como uno de los pasos imprescindibles de    una América Latina, si quiere concretar su independencia  definitiva.
 Es que hoy, ahora,    Colombia es  la sede del más ambicioso Plan Geoestratégico de    Recolonización de la región, que se diversifica en otras derivaciones    similares. El Plan Colombia y sus aledaños, como el Puebla Panamá (Mesoamérica    ahora) o el Mérida de México y tantos otros, es la mayor amenaza sobre los    pueblos de América Latina y el Caribe.
 No hay demasiado tiempo    para detener su paso por el continente, que además de registrar la presencia    de bases y tropas estadounidenses con ³inmunidad² para actuar, que recorren    nuestras fronteras, tiene un ejército sin uniforme, ocupando casi todos    nuestros países. Está desplegado a través de las instituciones de inteligencia    como el FBI, la CIA, la Dea y las inefables  Fundaciones de nombres    seductores y cuentan con miles de grupos de bases, al apoderarse  de la    mayoría de las Organizaciones No Gubernamentales (ONGS), una verdadera,    silenciosa y disimulada avanzada contrainsurgente.
 Montándose sobre la    tragedia del desempleo, ofrecieron fondos de financiamiento supuestamente    donados por ³generosas fundaciones² para los proyectos de algunos grupos    sociales, que en muchos casos no sabían lo que había detrás.
 Basta estudiar las    conexiones de algunas de esas
 
 
 
 
 fundaciones como la    Nacional Edowment Founation,(NED) cínicamente llamada en español     Fundación para la Democracia o la USAID (la antigua Agencia Internacional para    el Desarrollo, de trágica historia) o el Instituto Republicano y otros,    actuando como las ³caras sociales² de la CIA, para advertir el impresionante    listado de los nuevos cruzados civiles de la contrainsurgencia en América    Latina.
 Remozados los esquemas    contrainsurgente y los Conflictos y Guerra de Baja Intensidad en los años 90,    la escalada actual no es sino  el cumplimiento de los enunciados de    Seguridad Hemisférica y del diseño de la guerra preventiva, sin fronteras, sin    límites, aboliendo todas las conquistas del derecho  internacional, la    soberanía y la autodeterminación de los pueblos.
 Adolf Hitler hablaba de    las fronteras seguras  para extender el nazismo y así avanzó y sometió a    varios países   Ahora, con la misma concepción,  Estados Unidos    y sus asociados declaran que el mundo es todo en su conjunto la ³frontera    segura² en sus nuevos esquemas guerreristas.
 Y detrás- lo dicen    también abiertamente- están las necesidades cada vez más acuciantes de    recursos naturales, que el capitalismo en su perverso esplendor dilapidó sin    control.
 Los medios privados y    la incitación al genocidio.
 Recientemente el Centro    Internacional de        Investigación y Desarrollo de Canadá publicó el informe    ³Los medios y el genocidio de Ruanda² editado    por Allan Thompson (2007)  donde se cita    una declaración de Kofi  Annan, ex    secretario general de la ONU. Hablando en la Escuela de Periodismo  y Comunicación de la Universidad de Carleton en Ottawa,    denunció Annan que ³los medios de comunicación fueron usados en Ruanda ara    diseminar odio,       para deshumanizar a la gente, y más aún para guiar a los genocidas    hacia        sus víctimas.  Tres    periodistas y propietarios de medios han sido     encontrados culpables de Genocidio  por el Tribunal    Criminal Internacional para Ruanda, y también de incitación al genocidio,    conspiración y de       cometer crímenes contra la humanidad. Debemos encontrar una vía    para   responder a tales abusos de    poder...²
 Esta declaración fue    silenciada a nivel mundial.
 En el caso de Rwanda,    Thompson habló de ³los medios del odio en Ruanda‹a través de sus periodistas,    locutores y ejecutivos‹que jugaron un         rol instrumental en el establecimiento de    las bases para el genocidio, luego participaron activamente en la campaña de    exterminación².
 Al evaluar el veredicto    de culpabilidad emitido por el Tribunal del    Crimen Internacional en el      juicio  sostuvo que ³el propósito de revisar el    rol de los medios en el genocidio de Ruanda no es solo para recordar. Aún    tenemos mucho que aprender sobre este particular y examinar la manera en que    periodistas y empresas de medios se condujeron durante la tragedia y esto no    es solo un ejercicio histórico.    Tristemente, da la impresión que no hemos discernido ni entendido    completamente las lecciones de Ruanda.²
 El juicio estaba referido    a los sucesos en Ruanda cuando el  6 de abril de    1994  el presidente de ese país Juvenal    Habyarimana fue víctima de un atentado contra el avión en que viajaba que se    estrelló, cuando se había logrado firmar la paz en Arusha, Tanzania en 1993    entre una población mayoritaria  Hutu y la    minoría Tutsi.
 El mismo día medios    locales atribuyeron el crimen a los tutsis y en la noche ya comenzaron los    asesinatos  de miles     de ruandaneses. Escuadrones de la muerte lanzaban granadas en todos los    lugares y refugios. Algo similar a lo ocurrido en 1948 cuando fue asesinado en    Colombia,el líder liberal Jorge Eliécer Gaitán, que con un discurso socialista    original era respaldado por las mayorías populares. La mano de la CIA actuó    entonces y la rebelión del pueblo fue sofocada por una brutal represión y el    uso de los ³pájaros² (paramilitares) que sembraron la muerte en los campos    colombianos. Se calcula en 300 mil los muertos por la llamada ³violencia²    entonces.
  En Ruanda se calcularon  alrededor de un millón de muertos y en el año 2003, ³el    veredicto en el Juicio a los Medios de los ejecutivos   de la estación RTLM y el periódico Kangura, el Tribunal    Criminal Internacional para Ruanda confirmó sin ninguna duda el rol de los    Medios privados de comunicación en los asesinatos(...)demonizando a los Tutsi    y acusándolos de poseer inherentemente condiciones diabólicas, igualando grupos étnicos con Œel enemigo¹    y  presentando  a    sus mujeres como Œseductores agentes¹ enemigos. Los medios    llamaron a la exterminación de los grupos    étnicos Tutsi como una  respuesta a la    amenaza política que ellos asociaban con esta etnia² (Veredicto del tribunal    2003: parágrafo 72)
 Thompson estima ³que gran    parte de la matanza hubiera  podido evitarse    de no haber sido por el papel jugado por los medios²y finalizó  su trabajo  con un grito    ³de la humanidad² a los periodistas para que asuman sus    responsabilidades.
 Si he citado la tragedia    de Ruanda es para preguntar ¿qué nos recuerda todo esto, mientras el mundo    mira impasible el genocidio que cometen los invasores y ocupantes de Irak,    contra el pueblo de ese país?.
 Afganistán a Irak fueron    señalados como ³los ejes del mal². Pero para que existiera la    posibilidad  de invadir y    ocupar ambos países los periodistas mayoritariamente se prestaron a la    confabulación más grosera de la mentira. Los medios mintieron a sabiendas de    que cada palabra mataba a centenares de seres humanos. ¿Quien los    castiga?.  
 
 
 
 
 LA OPERACIÓN    COLOMBO
 De la misma manera que en    el caso de Ruanda se silenció el castigo reciente de la justicia chilena a los    medios de comunicación y periodistas que participaron en la Operación    Colombo  planeada por la dictadura de Augusto    Pinochet con la ayuda de la CIA, los escuadrones de la muerte de la Triple A    (Alianza Anticomunista Argentina) y sectores de inteligencia y seguridad del    gobierno argentino de entonces (1975).
 La prensa fue clave para    este engendro contrainsurgente de ³guerra sucia², cuando Pinochet    elaboró  un plan para engañar a Naciones Unidas que    le reclamaba por una lista de 119 personas desaparecidas.
 Entonces se decidió que    harían aparecer cadáveres  en Argentina en    distintos lugares, a los que se colocó entre las ropas documentos falsos, que    tenían el nombre de cinco de los chilenos que demandaba la ONU. Pero además    sobre los cadáveres se extendieron pancartas donde supuestamente se trataba de    una ³venganza² del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) de Chile. Es    decir que los presuntos exilados se estaban peleando entre sí. Por otra parte    se armó un conjunto de informaciones en medios de Argentina, Brasil y    México,  que debían ser ³tomadas² por la prensa    chilena-entre ellos el diario El Mercurio²- mintiendo sobre un enfrentamiento    en la zona de la frontera argentino-chilena, entre grupos de guerrillas que    supuestamente intentaban entrar-como si fuera un juego de niños cruzar la    cordillera- para actuar en Chile, lo que agregaba otros 69 muertos    supuestamente en enfrentamientos que nunca sucedieron.
 Esta información apareció    entre otros medios en  el diario O¹Día    de Brasil, al que se le entregó una buena suma de dinero cuando estaba en    quiebra. En Argentina los hombres de José López Rega el ex ministro de    Bienestar Social del último gobierno del general Juan Domingo Perón( entre    1973 y 1974) y creador de la Triple A hizo publicar por una sola vez la    revista ³Lea².
 En esa edición la    presidenta María Estela Martínez de Perón, que había sucedido a su esposo    fallecido  en julio de 1974, dijo estar asqueada ³por    la peleas en que se estaban matando los izquierdistas  chilenos².
 Lo cierto es que todos    los de la lista estaban desaparecidos en Chile y hasta ahora nadie sabe a    quien pertenecían los cadáveres encontrados en la Argentina.
 La justicia llegó tarde,    pero llegó y en este caso 33 años, se impuso     el pago de una indemnización al periódico El Mercurio y otros que participaron    en esta ronda de ocultamiento y muerte. Y también     se impusieron castigos a los periodistas participantes en esta siniestra    acción contrainsurgente.
 Vale recordar que cuando    los comandos de la CIA, la DINA,  y los grupos    terroristas cubano- norteamericanos de Miami, asesinaron en un atentado en    Washington a Orlando Letelier, ex ministro del heroico presidente chileno    Salvador Allende,  en septiembre    de 1976,   el    entonces jefe  de la Cia    George Bush (padre) dijo a la prensa de su país, siguiendo el esquema de la    Operación Colombo, que había sido ³una acción de venganza de izquierdistas    refugiados². Bush sabía muy bien quien había matado a Letelier porque eran sus    propios hombres de la CIA y los grupos cubanos que visitaban a diario sus    oficinas donde se trazaban infinidad de ataques terroristas, como el que    sucedió poco tiempo después contra el avión cubano en Barbados y que dejó 73    víctimas.
 Ahora la posibilidad de    hacer lo mismo que se hizo en aquellas operaciones contrainsurgentes se puede    escenificar a nivel mundial ya que una sola potencia y sus comerciantes de la    información controlan la mayoría de los medios.
 En nuestros países los    medios masivos y monopólicos son simplemente reproductores conscientes de un    proyecto de desinformación que puede llevar muerte y destrucción y    viola  derechos soberanos y  universales.
 Ya en los años 90, en los    nuevos trazados de la GBI los enemigos eran el narcotráfico, el terrorismo, el    narcoterrorismo, las insurgencias ligados a estos, previendo conflictos    sociales de envergadura, resurgimientos indígenas, campesinos, como una    respuesta al plan neoliberal sin anestesia que se impondría.
 Uno de los planes    estratégicos prioritarios fue el apoderamiento de todos los medios masivos de    comunicación concentrados bajo un poder central. La TV en sus manos, el    control de las nuevas tecnologías, significaba asegurar el primer golpe de la    guerra que ya se trazaba como lo que es ahora.
 Como lo han señalado    varios analistas, entre ellos Thierry Meyssan bien sirvió el concepto de    ³información contínua² por la forma en que difunde imágenes en forma inmediata    y esto hace que los televidentes crean que están absolutamente informados,    cuando sólo se le muestran hechos registrados al momento,  manipulados y sin contenido alguno.
 Como dice    Meyssan  ³ el periodismo no es   una técnica de descripción, sino un arte de la    comprensión. Lejos de  garantizar la    verdad, la inmediatez la hace vulnerable a las         apariencias y a los  prejuicios².
 Que hay fugas, las hay,    pero son infinitamente menores a lo que logrará el equipo mundial de    desinformación en su tarea de ocultar y deformar la  realidad.
 VOLVER A LAS    FUENTES
  Estudiar lo actuado, por ejemplo en    Guatemala cuando Estados Unidos invadió ese país en 1954, o en Cuba en 1961,    en su intento de invasión a la isla que fue derrotado por el gobierno    revolucionario y el pueblo heroico, o en Santo Domingo en 1965 para impedir la    asunción de líder Juan Bosch  o más    cercanamente el golpe contra el presidente Salvador Allende en 1973 en    Chile,  para entender que nada ha cambiado en la    matriz terrorista del imperio.
 El calco de lo actuado    contra Allende y la Unidad popular en Chile nos lleva inevitablemente, al    entramado que precedió al golpe contra el presidente Hugo Chávez en Venezuela    en abril del 2002 . En este caso hay que recordar la histórica derrota de esa    asonada a manos del pueblo venezolano y sectores patrióticos del ejército, que    reinstaló al mandatario menos de 48 horas después, lo que  nunca había sucedido en el mundo.
 Esto y las sucesivas    votaciones del pueblo venezolano significaron también la derrota de la campaña    de  terrorismo mediático, a los que la Ned,    USAID y otras fundaciones estadounidenses destinaron millones de dólares. En    Venezuela- como otro hito histórico se rescató de los rescoldos de la buena    memoria el pensamiento contra-hegemónico básico en estos tiempos como es el    bolivarismo, con que ya Simón Bolívar desafió al imperio en el siglo    XIX.
 Y también podemos    comparar visiblemente lo actuado por la CIA en Chile y lo que ha sucedido en    los últimos tiempos contra el presidente Evo Morales, que como Allende fue    perseguido desde mucho antes de llegar al poder, como lo admiten documentos    descubiertos en Estados Unidos.
 Lo que no se dice    tampoco, es la calidad de la resistencia latinoamericana en nuestros tiempos,    la conformación de un nuevo mapa, que con las diferencias visibles entre    algunos países, ha protagonizado  los más serios    desafíos a Estados Unidos, propinando derrotas diplomáticas y otras que son ya    parte de la historia de las resistencias.
 A nivel popular no hay un    continente que registre tal cantidad y calidad de movilizaciones populares en    el mundo, como sucede en América Latina.
 A punto de cumplir 50    años, la revolución cubana, en una isla pequeña, situada sólo a 90 millas de la mayor potencia hegemónica del mundo, estamos    celebrando la mayor hazaña ocurrida en nuestro continente ante el heroísmo y    la capacidad de resistencia de un pueblo sitiado por un bloqueo medioeval    desde hace casi medio siglo y por los constantes ataques de este terrorismo de    Estado mundial del que hablamos.
 ¿Cómo lo hizo?. Es una    historia única en el mundo y un  hito para la    humanidad.  Cuba fue la única luz que brilló en    momentos de tinieblas en nuestra América. Y a esa revolución le debemos haber    podido responder- gracias a su eterna solidaridad- a muchos de los golpes    contrainsurgentes que llevan  casi dos siglos    sobre nuestros pueblos.
 Esto nos obliga a buscar    caminos de resistencias múltiples. Ha llegado la hora de recuperar la palabra,    de instalar la verdad sobre las mentiras que hacen cómplices a los pueblos de    crímenes atroces, por ignorancia o confusión. Este es el siglo de América    Latina, es la hora de los pueblos. No perdamos uno de los momentos claves en    la historia de lucha por recuperar nuestras independencias defintivas y con    esto también nuestros medios de comunicación, nuestra formas auténticas de    expresión y las culturas adormecidas.
 
 Estamos constantemente    hablando de temas como las consecuencias de la enorme concentración del poder    en los medios de comunicación. Tenemos cifras, datos incuestionables,    denuncias que vienen desde hace tiempo en distintos congresos, pero en este    punto hoy es escasa la reflexion sobre qué hacer frente a esta ofensiva    mediática.
 
 Nosotros tenemos que    revisarlo todo.  Existe un momento histórico único, pero podemos perderlo    a pesar de que está en nuestras manos hacer algo distinto. Que el siglo XXI    sea el de América Latina Libre como un homenaje a todos los que lucharon desde    los inicios de la colonización hasta nuestros días.
 
 
 
 
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