sexta-feira, 6 de fevereiro de 2009

VENEZUELA BOLIVARIANA: 10 AÑOS DE TRANSICION EN BUSQUEDA DEL CONSENSO NACIONAL.

Hoy 2 de febrero hace 10 años, el equipo comandado por el coronel Hugo Chávez Frías, asumía el gobierno, después de una victoria nítida en las urnas electorales. Con ella volvía a comenzar el camino de Salvador Allende por América Latina.

El pueblo de Venezuela, pródigo de héroes y de esfuerzos armados solidarios, ha luchado estos diez años, a su modo, por tener patria, por construir una democracia verdadera, por desarrollar lo que se ha denominado Socialismo en el siglo XXI.

Escogieron el camino de la paz, de la construcción del Consenso, de la batalla de ideas en la conciencia de cada uno de sus ciudadanos. Las particularidades nacionales, sus características económicas y la confluencia de otros factores, entre ellos el internacional, han permitido andar esos caminos que a otros pueblos nos han sido negados.

Con el escudo y la espada de unas fuerzas armadas patrióticas, vinculadas a su historia bolivariana y al presente de justicia social y soberanía nacional, el gobierno comandado por el compañero presidente Chávez, ha desarrollado una propuesta creativa y revolucionaria, en uno de los países más apetecidos del orbe por el imperialismo y las transnacionales.

La confluencia cívico-militar, la participación cada vez más creciente de los embriones de Poder Popular en los territorios y en la producción y una clara decisión política de reconfigurar la economía nacional y saldar la deuda social heredada por decenios de saqueo y corrupción, han alimentado el Consenso, la legitimidad de la Revolución Bolivariana.

Democracia

La lucha del pueblo, la convicción de que ésta es su revolución, el liderazgo del Comandante Chávez y ahora la irrupción poderosa del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), han fundamentado la convicción del Poder de la ciudadanía, del ejercicio de la democracia y de la defensa de las decisiones populares. Es la autoestima de un pueblo empoderado, de las mayorías reivindicadas, de la creciente conciencia popular.


Con catorce justas electorales de todo tipo desde la primera elección, pasando por la conformación de una Asamblea Constituyente y el referéndum que aprobó la Constitución de 1991, hasta las dos últimas elecciones donde se desaprobó la Reforma constitucional propuesta por el mismo Comandante Chávez y las elecciones estadales y municipales, donde se fortaleció la posición nacional del PSUV, aunque retornaron los fantasmas de los sectores más reaccionarios a algunos cargos de elección, la democracia venezolana, se ha constituido en una de las más dinámicas del mundo, presentando a las naciones, con transparencia y libertad, la fortaleza participativa y consiente de su pueblo.

Con un enemigo que no escatima artimañas, calumnias, conspiraciones y subversión, que funciona como un todo con las metrópolis imperialistas, las batallas han sido descomunales envolviendo a millones de seres humanos en un ejercicio donde la justicia y la verdad, la búsqueda del bienestar general y la dignidad y soberanía nacional y popular se enfrentan contra la explotación y el saqueo, las elites y el latifundio, las transnacionales y el cipayaje.

Todas las herramientas de manipulación mediática, para la distorsión de la realidad, todos los principales laboratorios de la guerra de cuarta generación del imperio, se han estrellado contra la realidad de una Venezuela en construcción, abocada a la justicia social, al bienestar de su población y a la solidaridad con muchos países y pueblos que necesitan de apoyo y colaboración. Golpes de estado, sabotajes estratégicos, constantes conspiraciones contra el pueblo, que incluyen acaparamiento y desabastecimiento alimentario, se han estrellado contra la fuerza de una población cada vez más organizada y un gobierno bolivariano, cada vez más fundamentado en el poder popular.

Hoy se está a solo a quince días de refrendar la posibilidad, a través de una enmienda constitucional, de que el pueblo pueda postular a quien quiera, cuantas veces quiera, para todos los cargos de elección popular. Se juega aquí la posibilidad de que el Comandante Chávez pueda ser postulado para la disputa electoral, las veces que el pueblo así lo determine. Se juega desde el punto de vista del PSUV, la relegitimación de la Revolución y la posibilidad de construir planes de largo aliento con la seguridad de que el timón va a seguir en las mejores manos.

Consenso Nacional

En Venezuela, como decía el Comandante Chávez en su discurso de posesión el 2 de Febrero de 1999, se desató el pueblo desde el 27 de febrero de 1989, cuando Caracas se alzó contra las políticas de ajuste del gobierno de Carlos Andrés Pérez, dejando según cuentas conservadoras, más de 2000 seres humanos asesinados. Esta fuerza popular desatada se encausó el 2 de febrero y continúa, poderosa, construyendo la Patria Bonita en forma pacífica y democrática, logrando paulatinamente la mayor suma de felicidad posible para los habitantes de esta república hermana.

Es una decisión estratégica, hasta ahora inmodificable, la construcción del Consenso Nacional en paz, como cemento de la Revolución Bolivariana.


La construcción del Consenso es en caliente, dentro de los marcos heredados y en plena transformación política paulatina. Es decir, sin rupturas violentas, en un tiempo histórico donde lo viejo no acaba de morir, pues rasgos de la Cuarta República siguen vivos, en la economía y la política, en la educación y la cultura, en las cabezas de muchos venezolanos, en el poder judicial y las instituciones policiales y sobre todo, en la acción y propaganda de los sectores contrarrevolucionarios, mientras lo nuevo no acaba de nacer; parto profundo del debate de las ideas.

Este Consenso comporta una propuesta de nación, de sociedad, de modelo de desarrollo para todos y cada uno de los venezolanos y venezolanas. Un Consenso alrededor de un eje bolivariano y socialista en el siglo XXI. Una propuesta de una Venezuela que se entiende como una República de la Nación sudamericana, con claros deberes regionales e internacionales, constructora del ALBA y UNASUR, de empresas grannacionales, de PETROSUR y TELESUR, solidaria y humanista.

Diez años de transformaciones revolucionarias, de logros sociales, económicos y políticos de una sociedad en transición, en franca confrontación y en paz.





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