domingo, 12 de abril de 2009

o xusto: rescatar ao traballador





Esta crisis es también una oportunidad para emprender la derrota del capitalismo como sistema económico y político, sostienen representantes del sindicalismo clasista



Orlando Ruiz Ruiz
trabajadores.cu




Cuando en Londres un infecundo debate enfrentaba en la recién concluida Cumbre del G-20 a quienes ostentan el mayor poder económico planetario, en la ciudad mexicana de Morelia se materializaba otro análisis en torno a la crisis, esta vez entre representantes del movimiento obrero de Latinoamérica, reunidos en el primer Encuentro Unitario del Sindicalismo de la región.
En un diálogo muy diferente al que propugnó la inyección de un billón de dólares al desacreditado Fondo Monetario Internacional como remedio de males para el caos económico mundial, los convocados a esta cita sindical ‹entre ellos representantes obreros de Norteamérica‹ debatieron estrategias para evitar con acciones concretas que las consecuencias de la debacle caigan sobre los hombros de los trabajadores.
Según la definición plasmada en un documento expuesto por la Secretaría América de la Federación
Sindical Mundial (FSM) en el encuentro, los líderes de las grandes potencias imperialistas acaban de imponer a través de sus acuerdos, remedios fútiles que no combaten al sistema ni persiguen devolver al hombre que trabaja su estabilidad, seguridad e integridad.
³En este enfoque, la reunión del Grupo de los 20 impulsó reformas que no renuncian al compromiso con los principios del libre mercado, ni cuestionan las facultades de las instituciones financieras. Las soluciones son concebidas, como ha sido históricamente, para que sean los trabajadores, las grandes masas de hombres y mujeres que integran los sectores desposeídos los que carguen con las consecuencias², expresa el citado texto.
La caída de los precios de las materias primas, el encarecimiento del crédito, la retirada de capitales, la contracción de la producción industrial y los despidos que ejecutan a mansalva las transnacionales, entre ellas la Anved en Perú, fueron expuestas como muestras de la repercusión de la crisis en la región.
Al reflexionar sobre un informe de la Organización Internacional del Trabajo, donde se anticipa que la crisis financiera global dejará por lo menos 51 millones más de desempleados, el encuentro sindical de Morelia denunció cómo tal vaticinio es aprovechado para someter a los trabajadores a renunciar a sus derechos, bajo la amenaza de cesantía, a la vez que se propicia que admitan prolongar la jornada laboral, recargar sus labores y aceptar condiciones impropias de trabajo para ³salvar la empresa y evitar despidos².
La FSM denunció durante los debates cómo en el contexto de la crisis es cada vez más patente la ofensiva antisindical con cuestionamientos y ataques a la legitimidad de las organizaciones obreras, la violación del fuero sindical, el despido de líderes insobornables, la negativa a tratar los pliegos de reivindicaciones en la negociación colectiva y la criminalización de las protestas y acciones en defensa de los derechos del trabajador.
Es evidente que la respuesta política del capitalismo en medio de la situación agónica que vive como sistema está dirigida también a debilitar los sindicatos y destruir la unidad del movimiento obrero.
En Morelia se fue en busca de un objetivo fundamental, abordar los problemas que afectan a los trabajadores con una visión orientada a concebir un plan de acción eficaz, que conduzca a la recuperación de la capacidad de lucha de las masas obreras y del dinamismo y representatividad en la actuación sindical.
Para los representantes del sindicalismo clasista, el único camino acertado, en medio del caos económico que vive el mundo, es interpretar la crisis como una oportunidad para vigorizar las luchas de los trabajadores, articulando las reivindicaciones laborales con las estrategias políticas, en alianza con los movimientos sociales y agentes de cambio que se dinamizaron durante el enfrentamiento a la globalización neoliberal.
En tal sentido el secretario para las Américas de la FSM, Ramón Cardona Nuevo, expresó: ³Está comenzando una nueva historia, una nueva época. El movimiento sindical no puede ser un mero espectador de la voluntad de avanzar hacia una sociedad mejor; no, por el contrario, debe ser un firme y activo impulsor de esa decisión².
 
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